jueves, 25 de octubre de 2012

Un regalo por la mañana y una tarde de chicas

Ocho y diez de la mañana, despierto a mi pequeña, la abrazo, me abraza, la llevo a caballito hasta la cocina a desayunar. Voy todavía en pijama. Le preparo la leche y el zumo de naranja y me voy a vestir.
Ocho y media de la mañana, entro en la cocina como una loca buscando las llaves del coche, el mando del garaje, metiendo el móvil en el bolso, cogiendo el abrigo, de acá para allá. Y de repente una vocecilla: "Mami, estás muy guapa". "¿Qué?", respondo. "Que estás muy guapa", me repite Elsa. La miro, me mira y me sonrie, con su boca enmarcada en los restos de Cola Cao después de beberse la leche, mirándome con los ojos llenos de alegría, a las ocho y media de la mañana.
Dejo las llaves del coche, el mando del garaje, el bolso y la cojo en brazos. Nos damos un abrazo y nos fundimos la una con la otra. Una sonrisa se dibuja en mi cara y un enorme beso se posa en su mejilla.
Hacía mucho tiempo que no me iba tan feliz a trabajar.

Seis de la tarde, llego a casa con Elsa desde la piscina, entramos y ella no quiere bañarse. Entonces se me ocurre: "¿pasamos una tarde de chicas?". Estamos las dos solas y aprovechamos a ducharnos juntas. Yo le lavo el pelo y ella me da los botes de champú y de gel. Nos echamos mascarilla en el pelo, la mascarilla de mamá que todos los días me pregunta si puede coger un poquito y yo le digo que no, que es muy cara, y nos aclaramos echando la cabeza para atrás para que no nos entre en los ojos. Salimos de la ducha, nos ponemos nuestros albornoces y nos secamos. Toca cuidar nuestra piel y nos ponemos crema hidratante por el cuerpo. La suya, de Leti At 4, tiene la piel atópica. Yo le echo un poco y ella frota la crema entre sus dos manitas y se la reparte por la tripa, siempre por la tripa. Nos secamos el pelo, nos peinamos y de repente ella encuentra un bote de vaselina de fresa en el cajón. "Mamá, espera, que falta lo de los labios". Coge una buena dosis con su dedito y se la reparte por los labios. "Ahora te toca a tí, que se te ponen malos". No puedo evitar sonreir, me siento pletórica, nunca algo tan simple como una ducha pudo ser tan reconfortante.

Gracias Elsa

lunes, 22 de octubre de 2012

RENOVANDO HALLOWEEN

Halloween no era una fiesta que me llamara la atención hasta hace un par de años. Como siempre, por culpa (o gracias a, no se sabe) de los niños. A mí lo del truco o trato pues ni fu ni fa, pero el año pasado salimos a pedir caramelos por nuestro barrio con los peques disfrazados y, la verdad, se lo pasaron genial.

Desde entonces, adornamos nuestra casa con calabazas que vaciamos y decoramos nosotros mismos (con la calabaza que sacamos hacemos crema o buñuelos, ya os contaré), pero siempre han sido las típicas calabazas de Halloween.

Aunque falta más de una semana para la noche del 31 desde hace bastantes días veo por la blogosfera cada vez más post sobre el tema. Y me ha llamado la atención que son varias las entradas y fotos de calabazas blancas.

by escarabajos, bichos y mariposas

Bonitas, muy, muy bonitas.

by pinterest
y sobre todo distintas.

Hombre, terroríficas no son, pero sí ideales para decorar cualquier rincón o mesa.

También las hay de tela de colores

by pinterest

Pero a mí personalmente, las blancas me han encantado.

by http://www.hearthandmade.co.uk/
Feliz Lunes

jueves, 18 de octubre de 2012

A VUELTAS CON EL GANCHILLO

Visto aquí
Yo era de las que odiaban el ganchillo. Mi madre, que hace ganchillo de todas las formas posibles, sin mirar, a una velocidad que parece irreal, hacía miles de cositas de ganchillo (tapetes, centros de mesa, cortinas, colchas...). Y aunque ahora se ha puesto de moda el "vintage", yo creo que hay que apreciar las cosas no por lo que son sino por lo que pueden ser. Es decir, el ganchillo que yo odiaba era, exactamente, el de los tapetes, centros de mesa, cortinas, colchas... (ahora es cuando me arrepiento de lo que he escrito porque la que hacía los tapetes, centros de mesa... era mi madre), y me estoy haciendo fan number 1 del ganchillo que sabe combinar formas, colores, motivos... como la colcha de la foto de arriba o la alfombra de la foto de abajo.


El sistema es el mismo: ganchillo puro y duro, pero del bonito, de este siglo con un toque antiguo.
El otro día, cuando le dije a mi madre que me tenía que enseñar a hacerlo, casi recojo sus ojos del suelo, porque no se podía creer que me haya tirado 30 años renegando de las cositas que había por casa y ahora le estuviera pidiendo aprender. 


Y sí, por fín he aprendido: punto enano, panecillos, con hebra, sin hebra... Me veo ya haciendo las maravillas que veo por ahí, gorros, bufandas... de todo.

Es bastante más fácil de lo que me pensaba (por lo menos eso de ir tejiendo, lo de empezar, mezclar y terminar es una clase más avanzada) y efectivamente, he de decir, que relaja.

Así que más no se le puede pedir.




Me han encandilado algunas fotos que he encontrado en Pinterest











Animáos, os va a gustar!!!!




lunes, 15 de octubre de 2012

PROHIBIDO FUMAR EN LOS PARQUES, SI, ¿Y ALGO MAS?

Tenía yo ganas de comentar esto que me ronda por la cabeza, un día, otro día, y otro...

Cada vez que voy al parque con mis hijos me encuentro la misma situación: mamás (o papás, en esto no hay distinciones, o los dos a la vez) sentado en los BANCOS QUE ESTAN DENTRO DEL VALLADO comiendo miles y miles de pipas. Y no es que yo tenga nada en contra de comer pipas (puedo comer pipas sin darme cuenta hasta que tengo los labios casi ensangrentados), lo que me enerva y me saca de mis casillas es la mala, asquerosa e incívica costumbre de TIRAR LAS CASCARAS AL SUELO.Y no digo nada cuando en el banco no está sentada solo la mamá o el papá (o los dos), sino que además han quedado con 3 mamás (o papás, o los seis) y son media docena de bocas comiendo pipas y tirando las cáscaras al suelo.

Cuando mi hija pequeña tenía, más o menos, 9 meses, fuimos como casi todas las tardes al parque. Ella estaba jugando en la arena, al pie de un columpio y muy cerca de uno de esos banco-papelera. Yo estaba todo el tiempo pendiente de ella (gracias a Dios) porque descubrió que mezclada con la arena había unos objetos pequeños y puntiagudos muy interesantes. La mala costumbre que tienen los bebés de meterse todo en la boca hizo que intentara probar aquella cosa tan nueva. Y cual fue mi sorpresa cuando la vi masticando lo que yo creí que era tierra y al abrile la boca me encontré una cáscara que se había dividido en dos y que parecían dos pequeños puñales. Me costó un triunfo sacársela casi de la garganta. Entonces (hasta que no pasan las cosas no te das cuenta del problema) me percaté que efectivamente, tooooooda la arena estaba llena de cáscaras.

Y yo me pregunto: con lo bien que estamos ahora que no se puede fumar (aunque a alguno he visto yo con el cigarrito) en los parques, ¿no estaríamos mucho mejor si NO SE PUDIERA TIRAR LAS CASCARAS AL SUELO?. Vamos que yo no reivindico una ley sobre el tema, reivindico educación, formas, maneras, respeto, limpieza... ¿qué cuesta echarlas en un papel, bolsa o lo que sea y de ahí a la papelera?. ¿Por qué creemos que, como son cosas pequeñas, se pueden tirar al suelo?.

En fín, como este post no lo leerá nadie que coma pipas en el parque, solo me sirve de desahogo, de poder o creer que estoy lanzando un llamamiento a todos los papás, quizás absurdo, sí, pero ¿qué cuesta tener el parque limpio?.

Feliz Lunes