miércoles, 12 de noviembre de 2014

DE REPENTE UN DIA

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De repente un día te das cuenta que en la vida de tu pequeño hay algo más importante que los percentiles, las enfermedades o si el colegio al que va es bueno o no.
De repente un día te das cuenta que hay cosas que no te cuenta porque “es un secreto”.
De repente un día te das cuenta que no quiere que entres en el baño cuando se ducha.
De repente un día te das cuenta que ya no solo sufre por el dolor físico, sino que ya ha descubierto que hay más maneras de sufrir.
De repente un día te cuenta algo que le ha pasado en el colegio y sientes que se te encoge el estómago y te entran ganas de llorar por él, aunque aguantas y le sonries para hacerle ver que no pasa nada, que él es más fuerte que todo eso.
De repente un día te ves padeciendo sus pequeños desengaños, que él no quiere ver, pero que tu cazas al vuelo. Cuando un amigo del colegio ya no es su amigo y ha conseguido que nadie más quiera estar con él. Cuando su mejor amigo, su mejor mejor amigo (o al menos para él), le dice que le invita a su cumpleaños solo “porque mis padres me obligan”, cuando llega el lunes tan contento para contarles a todos que se ha montado en la lanzadera de la Warner y todos le dicen que es un mentiroso, cuando enseña sus nuevas botas de basket y le contestan con un “bah”… y a él parece no importarle.

De repente un día estás perdida. No sabes si acudir en su ayuda, sacar tu espada mágica y eliminarlos a todos, o dejar que sea él quien se de cuenta de que es el momento de cambiar de aires... o no. No sabes si estar ahí para protegerle, como siempre has hecho, o dejar que madure en la frustración... o no. No sabes si hablar con los otros padres y decirles que sus hijos son tal y cual, o callarte porque a lo mejor, lo estás exagerando todo.

De repente un día… no sabes que hacer. ¡¡Y solo es el principio!!
De repente un día te das cuenta que ahora todo es más complicado, al menos para tí.
De repente un día sientes como duele ser madre.

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Pero de repente un día, un día después, con la cabeza más fría, ves que la vida te pone otra prueba que sabes que superarás seguro. Todos hemos tenido 9 años y que efectivamente todo depende del cristal con que se mire, y mi cristal no es el mismo que su cristal. Tengo que aprender a mirar por su cristal y, cuando vea que la imagen no es la adecuada, guiarle para enfocarla bien, pero no intentar que él mire por el mio.

De repente un día te das cuanto de cuanto le necesitas y cuánto te necesita él a ti, aunque no quiera reconocerlo.
De repente un día descubres que hay que cambiar el chip y actualizar el software.
De repente un día entiendes que esto tiene que pasar pero que es el momento de estar ahí, de abrazarle, de darle muchos besos y de buscar la forma de iniciar otra vez, una relación de complicidad.

De repente un día te das cuenta que una mala racha la tiene cualquiera y que.... "LO MEJOR ESTA POR VENIR"

Feliz Miércoles.

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